La consigna - 12º entrada

 20 hs

Clase de bonsái arruinada por una maldita tijera. La profesora ni se dignó mirar los otros tallos después de ver el único defectuoso. Juliana fue la única de la clase que me miró con compasión. Aun así casi le tiro por la cabeza su tijera mal afilada. 

Me siento fatal. Fabián me preparó una sopa de letras como hacía mamá cuando me veía descompuesta. Pero ni eso puedo tragar. 

Tres de dieciocho, no puedo sacarme de la cabeza esos números pero ninguna historia surge de ellos asociados a la palabra “amor”. Una prostituta puede tener dieciocho amantes pero no amarlos. La madre, la esposa y la hija no son amores equivalentes tampoco. 

¡Pero qué cagada de consigna!

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