La consigna - 1º entrada

 

Lunes. 5:10 de la madrugada. 

Me desperté temprano y todavía seguí un rato largo soñando con el curso de escritura que hoy comienzo. Soñé que dejaba a todos boquiabiertos con el relato de presentación y que su asombro contrastaba con mi humildad frente a sus elogios. Fue un sueño casi de película para adolescentes pero me hizo sentir animada. Y necesito que esta sensación me dure al menos hasta el final de la reunión de Departamento porque antes de tomar cualquier decisión, Ignacio se fija en la “actitud” que tenemos. La actitud es fundamental. 

Tengo que mandar afilar la tijera que me prestó Juliana. No puedo olvidarlo porque ayer esa maldita tijera hizo que cortara mal una rama del bonsái que estaba podando para llevar a la clase. Me quiero matar. No puedo permitirme fallar en esto. Clarita está esperando justo eso para llenarse la boca. Envidiosa. 

Hora de partir, me quedaría escribiendo pero esta semana hay que hacer buena letra delante de Ignacio. Creo que de cualquier manera me cae bien, a pesar de ser pelirrojo y mi jefe. 

Promesa: la próxima vez que quiera seguir remoloneando me voy a despertar más temprano.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Camino por autopistas

La consigna - 2º entrada

Espanto