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Mostrando entradas de enero, 2023

Camino de autopistas II - Muchos años después

7.30 hs. Lunes lluvioso. Me tiene que contestar a más tardar al mediodía. Si no voy a tener que llamarlo yo. También puedo subir al tercero y acercarme hasta su oficina una vez llegue al laboratorio. Pero tengo que estar ahí antes que los otros. No. Igual me van a detener. O me voy a perder. Lo más probable. Tendría que probar, de cualquier forma. Si mis ratones pueden, ¿por qué no yo? ¿Qué tienen ellos que yo no tenga? No hay manera. Dos pistas más sobre la autopista y el embotellamiento continúa. Necesito tomar la de arriba si pretendo llegar antes de la hora de entrada. Jacinto lo hace siempre y le da resultado. Eso me asegura, al menos. Pongo el giro. Pero van a sesenta kilómetros por hora y parecen chupados al de adelante. No giran sus cabezas para ver mis movimientos. Hago el amague a pesar de todo. Me corro un poco a la derecha. Nadie se dio cuenta todavía. Por supuesto. Hoy la lluvia. Sin embargo, hace veinte años que no me ven. Pero hoy salí temprano y merezco llegar tempran...

Camino por autopistas

¿Para qué habré vuelto a buscar el termo? Si yo sé que tres minutos que pierdo y se hace imposible la subida a la autopista. Este semáforo no abre nunca. ¿Por qué sigo yendo por este camino si ya sé que se volvió imposible? Un segundo más y pasaba. Seguro que cuando abra se queda trabada la camioneta que está cruzando y yo me como otro semáforo. ¿Adónde irá ese conductor? ¿Será dueño de su negocio o empleado? ¿Alguien se preguntará en qué trabajo yo? ¿O dónde voy? Siete minutos para hacer una cuadra. Llego tarde. Y todo por este bendito termo. Hubiera sido mejor tomar el colectivo. Antes era al revés. Ir en colectivo era lo más seguro para fichar tarde y comerte el descuento, además de perder el presentismo. La autopista colapsada. Obviamente. Por algo me tomó diecisiete minutos en subir cuando lo esperable son dos. Primera. Punto muerto. Primera de nuevo. El auto avanza diez metros. Piso el freno. Dejo el cambio puesto y apreto a fondo el embrague. Me gusta estar preparada. Trei...

La consigna - 16º entrada

  Domingo. 20 hs .  Me siento muy débil todavía pero me dijeron que en cuanto haga efecto el medicamento que me pusieron en el suero voy a poder incorporarme y escribir. Sé que me quedan pocas horas para la entrega.  Mamá está conversando afuera de la habitación con Fabián.  No entiendo muy bien qué hago en este hospital pero me aseguraron que hay wi-fi para enviar la consigna.  El profesor se va a quedar de una pieza cuando lea mi historia y mis compañeros van a tener que reconocer que supero las expectativas y que los supero a ellos de paso, como pasa siempre con Clarita.  Lo único que espero es que mamá no sepa que la entrega cierra en dos horas.  Fabián me sonríe desde la ventana y creo que me guiñó el ojo. Es su forma de decirme que no le va a contar nada a mamá. Ahora sé que puedo dedicarme a la consigna sin presiones.  El indio milenario va a cuidar a tres mascotas a las que quisieron asesinar en una reserva natural. Me sorprendo a mí misma...

La consigna - 15º entrada

  23 hs .  Vi preocupado a Fabián cuando habló con el médico. Me cambió la medicación, dijo que la taquicardia la va a controlar mejor y que sirve también para el temblor de los brazos.  Empieza a nublárseme la vista.  Sé que tengo pocos minutos para comenzar la redacción de la consigna.  Al fin encontré una historia que me atrae.  Así va a ser más sencillo escribir.  El cuidador conoce a un médico veterinario que le pide que cuide de sus mascotas y el cuidador acepta primero a regañadientes porque en sus dieciséis amores anteriores no le fue bien.

La consigna - 14º entrada

  20 hs .  ¿Qué pensará de mí el profesor? La primera consigna y no puedo imaginar ninguna miserable historia.  Perdí una clase de yoga, la de bonsái, la psiquiatra no iba a atender y desaproveché esa hora y media. La mitad de mis compañeros ya entregaron sus escritos por lo que veo en el mail. Y yo en cama, con fiebre y temblores y sin una puta idea.  Maldita idea. Maldita consigna.  Puta queda desproporcionado para una mujer educada, diría mi madre.  Todavía no pude confesarle a Fabián que no me salió escribir nada de la consigna. No quiero defraudarlo ni que piense que soy una pobre idiota fracasada que se cree muy educadita en colegios privados bilingües pero que no puede crear tres amoríos, aunque sean pasajeros.  Mis compañeros deben estar mirando sus correos a ver cuándo aparece mi texto. Seguro algunos se están sonriendo con malicia, como hace Clarita, diciéndose que ésta (o sea, yo)  no sirve para nada, que no voy a ser competencia....

La consigna - 13º entrada

Sábado.  16 hs .  Día de ventas. Ignacio me mandó a casa. Dijo que una vendedora de clase como él necesita no puede estar en mi estado. Me siento tan descompuesta que ni siquiera me pareció mal que lo llamara a Fabián para que me fuera a buscar. Hice un papelón poniéndome a llorar porque se me volcó la taza de café en la mesa. Me miraron raro. Creo que no voy a poder superar nunca este día en el Concesionario.  La consigna está en 1º persona de modo que yo amé dieciocho veces. ¿A quiénes pude yo haber amado? ¿De dónde saco dieciocho personajes para el lunes todos hechos y derechos?  Aunque la consigna sólo pide tres, que son los recordados.  Me debe estar haciendo efecto la pastilla que me dio Fabián porque siento que me adormezco pero al mismo tiempo tengo una espantosa sensación de vértigo, lo que me hace seguir vomitando.  Quedan apenas dos días para presentar la consigna redactada y corregida.  El estómago me da vueltas y las manos sudan tanto que ...

La consigna - 12º entrada

  20 hs .  Clase de bonsái arruinada por una maldita tijera. La profesora ni se dignó mirar los otros tallos después de ver el único defectuoso. Juliana fue la única de la clase que me miró con compasión. Aun así casi le tiro por la cabeza su tijera mal afilada.  Me siento fatal. Fabián me preparó una sopa de letras como hacía mamá cuando me veía descompuesta. Pero ni eso puedo tragar.  Tres de dieciocho, no puedo sacarme de la cabeza esos números pero ninguna historia surge de ellos asociados a la palabra “amor”.  Una prostituta puede tener dieciocho amantes pero no amarlos. La madre, la esposa y la hija no son amores equivalentes tampoco.  ¡Pero qué cagada de consigna!

La consigna - 11º entrada

  13 hs.   El indio, el asesino y el niño precoz, los tres un estrepitoso fracaso literario. Con ninguno de ellos llego a nada.  Odio desde el fondo de mis entrañas esta consigna.  Clarita ya se enteró lo del ascenso trunco. Tengo que contárselo a mamá y a Fabián antes de que se enteren por ella.

La consigna - 10º entrada

  6 hs.   El dolor de cabeza que tengo desde ayer no me deja en paz. Apenas abro los ojos y la luz me hace estallar la cabeza. Pero no puedo desistir ahora. Tengo una hora para redactar la consigna.  Susy va a ser uno de los tres amores del niño precoz. La esposa de Alfredo, Carina, el segundo. El tercero no se me ocurre todavía.  Para colmo de males tengo el estómago revuelto.

La consigna - 9º entrada

23.25 hs .  El protagonista sólo degolló lentamente y con vital perversidad a Clarita. Pero no se me ocurre nada para los otros asesinatos.  Mis compañeros ya deben estar por la parte final de su relato.  Pienso una y otra vez que voy a terminar perdiendo la inversión que hice en este curso. Pero, ¿desde cuándo acepto yo los fracasos con tanta sangre fría?  El cumpleaños de Alfredo fue magnífico. Nos invitó a Fabián y a mí a cenar en su quinta este fin de semana. Su esposa es muy elegante y coincidimos en varios temas.  No sé cómo voy a contarle a Fabián lo de esta mañana.

La consigna - 8º entrada

 Jueves. 13 hs. Almuerzo Ignacio iba a darme el ascenso que tanto quería. Pero dijo que llegar tarde al anuncio de mi ascenso era señal de que no lo merecía. Y así dio por cerrado el asunto.  Cómo va a disfrutar Clarita cuando se entere. Ella podría ser una de las esposas asesinadas.  Tengo cerrado el estómago así que voy a aprovechar el almuerzo para redactar la consigna.

La consigna - 7º entrada

Miércoles. 23.55 hs. Fabián intentó ayudarme pero todas las ideas que me dio ya las había visto en películas. La del indio de la leyenda me parece potable. Solo que, ¿de quién se puede enamorar un indio ancestral? De la luna o del sol, ¿de quién más?  ¡Qué cursi! ¡Qué horror!  ¡Por pensar en esta consigna no puedo dormir!  ¿Será posible?

La consigna - 6º entrada

Miércoles. 18 hs. La clase de yoga no me relajó para nada.  Fabián dice que si me cuesta tanto que deje pasar un día, que me olvide de la consigna y luego retome con la mente despejada. Pero tengo solo una semana para desarrollar la idea, redactarla y luego corregirla. ¡No puedo tomarme un día! ¡Ni siquiera medio! ¿Qué dirían mis nuevos compañeros de curso, que a la primera de cambio se me perdió toda la creatividad y la genialidad que mostré la primer clase?  Es una tortura.  Odio la frase que nos propuso como disparadora y a los dieciocho amores que no entrarían ni con calzador en el espacio de dos páginas al que nos limitó el profesor. Ignacio me espera mañana más temprano “para conversar”. Fue lo único que dijo. Tengo que estar mejor preparada que nunca. Hoy duermo con pepinos en los ojos. 

Practicar con mis acuarelas contornos humanos

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La consigna - 5º entrada

Martes. 23.15 hs. La clase de yoga de hoy no me relajó para nada.  Fabián dice que si me cuesta tanto que deje pasar un día. Que me olvide de la consigna y luego retome con la mente espabilada. ¡Pero tengo solo una semana para desarrollar la idea, redactarla y luego corregirla! ¡No puedo tomarme un día! ¡Ni siquiera medio ! ¿Qué dirían mis nuevos compañeros de curso, que a la primera de cambio se me voló toda la creatividad y la genialidad?  Para colmo no me la puedo sacar de la cabeza... Es una tortura.  Odio la frase y a los dieciocho amores que no entrarían ni con calzador en el espacio de dos páginas al que nos limitó el profesor. ¡Dos páginas!

Practicar con mis acuarelas algunos motivos florales (copiados de Pinterest)

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La consigna - 4º entrada

  Martes. 8.40 hs Como lo previsto: pupilas dilatadas, bolsas en los ojos. La mirada ausente y azorada. No dormí en toda la noche.  Al menos apunté tres ideas cortas para desarrollar la consigna:            * la leyenda de un indio enamoradizo que olvidó dieciséis amores y recuerda tres;            * la autobiografía de un hombre que asesinó a sus dieciocho mujeres y solo recuerda el motivo de los tres últimos asesinatos;            * la biografía de un alumno que pasó toda su escolaridad enamorándose de cada compañerita de grado pero que solo podía traer a la memoria a las últimas tres del año anterior.  Me siento agotada. Algo frustrada también. ¿Qué diría mi mamá de mí si se enterara que pagó cuatro veces más mis estudios de lo que le pagaron los tíos a Susy y no puedo redactar una simple consigna?  Encima olvidé afilar la tijera. Mierda.

La consigna - 3º entrada

  22.35 hs .  Fabián se rió bastante de mi desconcierto con la consigna de escritura que nos dio para el próximo encuentro.  La clase estuvo bien. Incluso diría que correcta.  El profesor me pareció capacitado a diferencia de mis compañeros, algo petulantes y extrañamente reservados. Creo que querían demostrar que sabían mucho de lo que se hablaba. Sus escritos no me parecieron tan originales, de cualquier forma. Siento que podrían haber comentado con mayor entusiasmo el cuento con el que me presenté. Pero imagino que, o no saben tanto como para apreciar las sutilezas de mis frases, o que no me quisieron alabar mucho por temor a que no continúe esforzándome.  El profesor nos dio una consigna extraña. Indecorosa. Imposible de redactar, dirían algunos.  Hace dos horas que tendría que estar dormida pero no hago otra cosa que darle vueltas a esa consigna.  Mañana los clientes van a buscar una vendedora que no los asuste con las ojeras que me van a que...

La consigna - 2º entrada

  18.25 hs .  Un cortado en el bar de la esquina. Mariposas en el estómago. Reunión de trabajo superada. Sigo en carrera.  Falta solo media hora para la clase. ¿Cómo serán mis compañeros? ¿El profesor? ¿El ambiente?  No te adelantes , oigo a la psiquiatra. Este mes no la veo. Tengo que recordar que me queda una hora y media libre. No sé con qué la ocuparé. Se me ocurrirá algo. Lástima que haya dejado el cuaderno de listas en casa.  Diez minutos. Debo entrar a la G ran Clase Gran . Qué emoción.

La consigna - 1º entrada

  Lunes. 5:10 de la madrugada.   Me desperté temprano y todavía seguí un rato largo soñando con el curso de escritura que hoy comienzo. Soñé que dejaba a todos boquiabiertos con el relato de presentación y que su asombro contrastaba con mi humildad frente a sus elogios. Fue un sueño casi de película para adolescentes pero me hizo sentir animada. Y necesito que esta sensación me dure al menos hasta el final de la reunión de Departamento porque  antes de tomar cualquier decisión,  Ignacio se fija en la “actitud” que tenemos. La actitud es fundamental.  Tengo que mandar afilar la tijera que me prestó Juliana. No puedo olvidarlo porque ayer esa maldita tijera hizo que cortara mal una rama del bonsái que estaba podando para llevar a la clase. Me quiero matar. No puedo permitirme fallar en esto. Clarita está esperando justo eso para llenarse la boca. Envidiosa.  Hora de partir, me quedaría escribiendo pero esta semana hay que hacer buena letra delante de Ignacio....

Matar a la mascota

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  Los únicos cuatro dedos de la mano izquierda del amo acariciaban la punta de la única oreja de su gato negro. El quinto dedo lo había perdido su dueño debajo de la hoja de corte de una máquina de carpintero. Aunque también se podía escuchar que fue dentro de la cortadora de césped. No existen registros fehacientes del accidente, de aquí la ambigüedad. Sin embargo, sí se sabe a ciencia cierta que la segunda oreja del gato pereció el día en que a su amo una pariente suya le porfiara que la carne de gato era igual de sabrosa que la de liebre y decidiera -por probar que la afirmación fuera cierta y, además, porque liebre no tenía ni tampoco medios de conseguirla- aprovechar para sazonar con la del gato. Amo y mascota se habían repuesto rápidamente de sus pérdidas y el día que estamos refiriendo disfrutaban de una apacible y tierna tarde de un domingo gris y ventoso con lloviznas aisladas empeorando hacia la noche. Se ha de admitir que, caricias mediante, ninguno se lamentaba o comp...